Tàrbena al segle XVIII, segons Cavanilles.
El científic botànic valencià, Antoni Josep Cavanilles Palop entre els anys 1791 i 1793, I durant vint mesos va recórrer tot el País Valencià. D’aquet viatge va sorgir la seva obra magna “Observaciones sobre la historia natural, geografia, agricultura, poblacion y frutos del Reino de Valencia”. En la pagina 233 descriu la seva passejada des de Benissa a Callosa, per la serra de Bèrnia, durant aquest trajecte va veure el terme de Tàrbena, aquí teniu la descripció:
“Quise atravesar esa montaña [Bérnia]de norte a sur, y para ello retrocedí hacia el norte hasta la raíces septentrionales de la Solana de Benisa: alli empecé a subir cuestas incomodas por más de una hora hasta el collado que queda entre las dos puntas cónicas del monte, y aunque estaba aun muy distante de la cumbre veía con claridad Cullera y parte del seno Socronense. Empeoraba el camino á cada paso por la multitud de dientes que van deixando los cantos y losas, unas sueltas y otras unidas á las peñas, de modo que en mi juicio es el terreno más incomodo del reyno para viajar, Baxé luego las cuesta meridionales, y atravesé los cerros que median hasta Bérnia, en cuyas raíces del profundo barranco que lo separa del Carrascal de Parsént. Veía muy cerca en las falda elevadas de este ultimo monte á Tárbena, pueblo de 301 vecinos, ocupados en cultivar parte de su término, extendido como dos horas de oriente á poniente entre los de Xaló y Castéll de Castélls, y otras dos entre los de Parsént, Alcalalí y Benigembla, que le caen la norte, y los de Bolulla y Callosa de en Sarriá al mediodía. Es muy quebrado aquel terreno, pero hay sitios pingües, y aguas para regar algunos campos, donde se recogen 1.600 cahices de trigo i otros granos, 250 de maíz, 200 entre judías, garbanzos, habas y lentejas, 1500 arrobas de almendra, 20.000 de algarrobas, 100 de aceite, 12.000 de pasa, 2.000 de higos, 3.000 de cerezas, 400 libras de seda, 1.200 cantaros de vino, y varias frutas para el consumo de la población. Visto de lejos el recinto de esta y lo fragoso de sus alrededores parece imposible sacar de allí tantos y tan preciosos frutos, los quales van en aumento, y a porción el numero de vecinos, que apenas llegaban á 100 en tiempos de los Moriscos, según refiere Escolano, quien llamo Taberna á este pueblo”.
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